Para habitar el caos sensible
Galería Madre
Santiago, Chile 2024


Apuntes sobre “Para habitar el caos sensible”
de Paula Subercaseaux en Galería Madre


“Para habitar el caos sensible” es una exposición reciente de Paula Subercaseaux en Galería Madre. La muestra reunió una serie de acuarelas y cerámicas construídas a partir de una serie de reflexiones sobre las formas líquidas de la naturaleza, la manera de en que la materia sólida se conforma, y precisamente las nociones de “caos” y “sensibilidad” propios de estos fenómenos.

La curaduría busca establecer relaciones a través de zonas de contacto tanto desde la visualidad, como desde la descripción de cualidades y procesos de manipulación material.

Como mencioné, estas obras piensan el origen líquido de la materia de cuerpos sólidos. La artista sigue las ideas de Theodor Schwenk manifestadas en su libro “El caos sensible” donde el autor realiza un estudio del agua como medio, materia y elemento que condiciona las formas del mundo. “Para habitar el caos sensible” es una exposición que habilita la puesta en práctica no solo de esta experiencia líquida con la materia, sino también poder habitar un pensamiento líquido que desborde las asociaciones simbólicas provenientes de una serie de equivalencias visuales. En este sentido, los procesos de producción tanto de las acuarelas como de las cerámicas están mediadas por distintos estados acuosos. Por un lado las acuarelas evidentemente responden a las reacciones, el control y el descontrol de los pigmentos diluídos, y por otro lado, la cerámica también tiene un fundamento acuoso en su producción: como lo es la manipulación y preparación de mezclas húmedas que permiten la creación de formas nuevas a través de procesos de secado y cocción.

Si bien las obras en un primer momento se presentan como representaciones de formas que podemos encontrar en la naturaleza, como semillas, también refieren a fenómenos físicos como la luz. En este sentido, las acuarelas, dan cuenta de imágenes que se nos presentan como una memoria inmediata, como por ejemplo cuando cerramos los ojos y seguimos viendo la marca sensitiva de la luz que se nos impregna en la mirada.

El ordenamiento de estos fenómenos visuales se desenmarca de la noción de composición, al contrario, es más bien una estrategia para lidiar con la fugacidad, caos y desorden de una serie de experiencias sensibles que se resisten a ser racionalizados. Si desplazamos esta forma de pensamiento al cotidiano, a nuestra manera de habitar doméstica, reconoceremos que incluso nuestros vínculos afectivos coexisten de manera líquida, ambivalente e incluso por estaciones. Finalmente, esta exposición puede ser un escenario propositivo a nuevas formas de vida, al reconocernos como cuerpos a la deriva de flujos materiales tan profundos como superficiales.

Sergio Soto Maulén